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Los anales.—Libro XII.

como cosa sucedida por voluntad de los dioses, que estando todo lo demás ilustrado con la luz del sol, aquel espacio sólo que rodeaban los muros fué en un instante cubierto de una nube obscurisima, separada de la claridad con espesos relámpagos y rayos, tal, que casi visiblemente se echa ba de ver que concurría la ira divina en la destrucción de aquella ciudad. Fué por estos sucesos Nerón saludado con nombre de emperador, y por decreto del senado se hicieron procesiones y rogativas á los dioses, se le dedicaron al principe estatuas y arcos, y concediósele que fuese perpetuamente cónsul. Decretose también que el día de la victoria, en el que vino la nueva, y el día en que se refirió al senado fuesen solemnizados como fiestas, y otras cosas semejantes, en que excedieron tanto de los términos debidos, que Cayo Casio, consintiendo en todas las demás cosas, dijo que si se hubiesen de dar gracias á los dioses conforme á la benignidad de la fortuna, no sería bastante todo el año para emplearle en fiestas y procesiones; mas que era necesario compartir los días sagrados y los útiles de manera que se pudiese satisfacer á las cosas divinas sin daño de las humanas. »» Después de esto, un reo que había combatido con varios accidentes y granjeado el aborrecimiento de muchos, fué acusado y condenado, no sin vituperio de Séneca. Este fué aquel Publio Suilio que, imperando Claudio, se dió á conocer por hombre terrible y venal; ni con la mudanza de los tiempos se mostró tan humilde como sus enemigos desearan; siendo de tal condición, que gustaba más de parecer culpado que suplicante. Túvose por cierto que sólo para poderle oprimir se renovó el senatusconsulto y la pena de la ley Cincia contra los que se atreviesen á defender causas por dinero. No se abstenía Suilio de formar quejas y publicar vituperios contra los que mandaban; hecho más libre, demás de su natural ferocidad, por su extrema vejez, diciendo contra Séneca: «Que era enemigo de los amigos de