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Cayo Cornelio Tácito.

después de haber reprendido á Pactio, quiso que él, los prefectos y soldados todos alojasen fuera de los reparos, teniéndolos en aquella vergüenza hasta que los perdonó á ruego de todo el ejército.

Mas Tiridates, demás de su propia gente, ayudado también de las fuerzas de Vologeso, su hermano, inquietaba la Armenia, no ya con corredurías, sino con guerra descubierta, saqueando y destruyendo á los que sabía que permanecían en nuestra devoción. Y en saliendo á él con golpe de gente, burlaba nuestras diligencias, volando á una parte y á otra, y espantando más con la fama que con las armas. Corbulón, después de haber diversas veces tentado en vano la batalla, forzado con el ejemplo del enemigo á llevar la guerra á varias partes, dividió sus fuerzas, con orden de que á un mismo tiempo los legados y prefectos asaltasen diversos lugares. Y juntamente avisa al rey Antíoco que se arrime á los presidios vecinos á su reino.

Porque Farasmanes, después de haber muerto á su hijo Radamisto, que le era traidor, por mostrar que nos era fiel ejercitaba con mayor afecto su antiguo aborrecimiento contra los Armenios. Aquí también fué la primera vez que llamados en favor nuestro los Insiquios, gente nunca antes confederada con los Romanos, corrieron la parte más montuosa y áspera de Armenia. Tal, que no saliéndole bien sus designios á Tiridates, se resolvió en enviar embajadores que en nombre suyo y de los Partos supiesen de él la causa «por qué habiendo dado poco antes rehenes y renovado la amistad, que al parecer abría la puerta á nuevos beneficios, se tratase de quitarle la antigua posesión de Armenia.

Para cuyo remedio no había tratado de moverse Vologeso, deseoso de acabar aquellas diferencias antes con la razón que con la fuerza. Mas que si con todo era así que había de llegarse á las armas, le advirtiesen que no faltaría en los Arsacidas aquel valor y fortuna tantas veces experimentados con estrago y muertes de los Romanos.» Respon-