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Los anales.—Libro XII.

Pasó después de esto el príncipe el cuidado de los libros de las rentas públicas de los cuestores á los prefectos, habiéndose variado diversas veces la forma de esto. Porque Augusto concedió al senado que pudiese elegir los prefectos á cuyo cargo estuviese el tesoro público. Después, sospechando de la negociación de los votos, se sacaron por suerte de entre los del orden pretorio. Tampoco duró esto mucho, cayendo tal vez la suerte en personas inméritas.

Entonces Claudio restituyó de nuevo en este cargo á los cuestores, concediéndoles otros honores y oficios públicos, porque no ejerciesen el suyo con negligencia de miedo de ofender á algunos. Mas por ser este el primer magistrado que se daba á la gente moza, venía á faltar la ayuda del juicio que se adquiere con la edad; y así, Nerón escogió después hombres que hubiesen sido pretores y de conocida y larga experiencia.

Debajo de estos mismos cónsules fué condenado Vipsanio Lenate por haber gobernado con avaricia la provincia de Cerdeña. Y Cestio Proculo fué absuelto en su residencia, renunciando la causa los acusadores. Clodio Quirinal, prefecto de la chusma de la armada que asistía en Ravena, habiendo con la crueldad y con la lujuria tiranizado á Italia como si fuera la nación más ínfima y de menor nombre, previno la condenación dándose la muerte con veneno.

Aminio Rebio, tenido por uno de los más célebres jurisperitos de la ciudad y de excesivas riquezas, no pudiendo sufrir los trabajos y dolores de una vejez enferma, se libró de ella cortándose las venas y despidiendo el espíritu con la sangre, contra lo que se esperaba de un hombre infame y afeminade como él; pues nadie creyó que tuviera fortaleza de ánimo para quitarse la vida con sus manos. Mas Lucio Volusio pasó de esta vida eon egregia fama, después de haber vivido noventa y tres años, dejando gran hacienda y bien ganada, y conservando la amistad de tantos emperadores sin ofensa de nadie.