que andaba haciendo de noche Nerón, vestido de traje de esclavo por no ser conocido, discurriendo desefrenadamente por las calles, tabernas y burdeles de la ciudad, acompañado de muchos que robaban las cosas que estaban para venderse, hiriendo á los que encontraban tan sin conocerse unos á otros, que en cierta escarapela sacó muy bien señalada la cara el mismo Nerón. Mas después que se supo que era él el que hacía estos robos y desafueros, comenzaron á ir en aumento las injurias contra hombres y mujeres de calidad; porque muchos con esta licencia, y aprovechándose del nombre de Nerón, en tropas y en cuadrillas hacían lo mismo: tal, que en siendo de noche, estaba la ciudad como entrada por enemigos y dada á saco. Julio Montano, del orden senatorio, mas que no había aún comenzado á ejercer oficios públicos, acometido acaso en una noche obscura por el príncipe, porque haciendo rostro le rechazó valerosamente, y conociéndole después le pidió perdón, como si con aquello le diera en rostro y le ofendiera, le forzó á que se diese la muerte. Hecho con esto Nerón más temeroso y más cauto, usó de allí adelante el acompañarse de soldados y gladiatores, ordenándoles que le dejasen á él comenzar las pendencias como solo á solo, y ballada resistencia demasiada se mostrasen con sus armas.
Hizo también con no castigar los delitos, y aun con dádivas, que las diferencias de los juegos y fiestas públicas, y las parcialidades de los representantes llamados histriones se redujesen casi á batallas formadas, recreándose de estar escondido á verlo, y muchas veces descubierto, hasta que creciendo los desórdenes del pueblo con las parcialidades, y temiéndose mayores inconvenientes, no se halló otro remedio sino echar de Italia á los histriones y volver á poner en el teatro la guardia de soldados.
Por este mismo tiempo se trató en el senado de los engaños que hacían los libertos á sus señores, y se pidió con gran instancia que contra los que fuesen ingratos al bene-