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Más tarde, con el aumento de población, a la industria pastoril agregó la agrícola. Y ¡cómo será de feraz nues- tro suelo! apenas hace veinticinco años que la Argentina comenzó a dedicarse seriamente al cultivo de los cerea- les, y ya cs considerada uno de los mayores graneros
del mundo.
El mismo atado de lana camino a la barraca, donde la enfardan
- para enviarla al extranjero.
Siguiendo en esta vía de progreso, es natural que antes de mucho tiempo las industrias manufactureras, que ya empiezan a florecer entre nosotros, adquieran gran des- arrollo. Entonces muchos de los objetos que hoy recibimos del exterior se fabricarán aquí, con materias que el país produce y en cantidad suficiente para satisfacer las necesi- dades de toda la población.
Ya ven, pues, mis queridos amiguitos, cuán infinita