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UNA FAMILIA NUMEROSA
A semejanza de lo que ocurre en los hogares, donde cada miembro desempeña su parte de labor, en la fami- argentina cada miembro desempeña también determi- da tarea. Unos se ocupan de criar los animales; otros e sembrar, cultivar y cosechar cereales, legumbres y frutas; otros, de transportar, transformar o elaborar esos productos; otros, de venderlos e introducir de otras partes las materias primas o elaboradas que no se producen en la localidad; y otros, en fin, de velar porque cada cual pueda libremente desempeñar su respectiva labor. Esta división del trabajo es muy necesaria; ustedes compren- derán que no sería posible que cada uno de nosotros sem- brara, cosechara y transformara los productos para uso propio, tejiera la tela de sus vestidos, hiciera el traje, el calzado, los muebles y demás objetos que necesita para vivir. Tal es la razón por qué el hombre debe vivir en socie- dad, y formar agrupaciones más o menos grandes, según la labor elegida. Los que crían animales o cultivan la tierra necesitan mayor extensión de suelo para sus fae- nas, y tienen que vivir diseminados en pleno campo, for- mando poblaciones rurales. Los que elaboran los productos ghaturales del suelo, los que manufacturan para nuestro É so las diferentes materias provenientes de la naturaleza, deben constituir agrupaciones urbanas, llamadas pueblos o ciudades. Prosiguiendo nuestra comparación, podemos decir que,
