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EL ALMA DE LA MUJER 49 “Pues, porque la excesiva confianza en sí mismo nos impi- de apreciar en su justo valor las buenas cualidades que no poseemos, haciendo que nos parezcan otros tantos defectos, y las opiniones que no compartimos induciéndonos a pensar que son descabelladas”.

Haciéndose un gran esfuerzo llega la mujer a consi- derar iguales o superiores a las mujeres que se le asemejan; pero desprecia inexorablemente a todas las demás. La mu- jer que entiende de cocina mira por encima del hombro a la que ignora el arte culinario, la ahorrativa desdeña a la rumbosa, la mujer de su casa desprecia la intelectual, y vol- viendo la oración por pasiva, la mujer ahorrativa, de su casa O intelectual, desprecia de buena fe a todas las demás mujeres que no se le parecen y que estima inferiores. La ma- dre que ama a su hija con locura, creyéndola superior al res- to de los mortaies, no la cree superior a ella, ni admite que su hija pueda gobernar tan bien como ella una casa, ni im- ponerse los sacrificios que ella se impuso; es decir, que no pasa a creer que las tendencias de la hija—sobre todo si son diferentes—sean del mismo grado o superiores a las suyas.

Pero más parciales resultan todavía las mujeres cuan- do se ponen a juzgar los artificios y sistemas que adoptan las demás mujeres para agradar a los hombres, para domi- nar y educar, es decir, para ejercer sus femeninas funciones,

La mujer no admite más medios, recursos ni sistemas que los suyos; la modosidad antójasele sinceramente ridícu- la a la jovencita frívola, el sacrificarse inútilmente parécele locura a la mujer ladina; el artificio es un delito a los ojos de la mujer sincera y apasionada. La madre severa conside- rará necia a la que mima a sus hijos; ésta tendrá por cruel a la severa... y así sucesivamente. —.

Esta falta de estimación, recíproca y altanera, complica terriblemente las relaciones entre mujer y mujer, incluso cuando debieran ser más cariñosas, como en el caso de la madre con la hija y la suegra con la nuera; hace difícil y dolorosa esa unión patriarcal de varias familias juntas, que por más de un concepto resultaría tan grata y económica; y es causa de esa cordial enemistad que separa a las mujeres entre sí y de ese descrédito que la mujer en particular arro- ja sobre la mujer en general.