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46 GINA LOMBROSO 2 ADORA NADO DDEDE DDD

vanidad o la ambición que son el fundamento esencial de la vanagloria y la arrogancia. El arrogante finge el mayor aplo- mo en público; en lo privado trata de obtener consejos que rechaza en alta voz y obedece en secreto; el vanidoso déjase dominar fácilmente del astuto y el adulador que fingen creer en su autoridad; el arrogante, finalmente, es escéptico, poco idealista.

La verdadera confianza en sí mismo no necesita de os- tentaciones públicas, no disminuye por el hecho de que los demás no le presten fe o de convicción redunde en daño del individuo, antes que en su provecho; pasa de largo por don- de se detienen el elogio, el interés, la atención ajena y la vul- gar presunción. Sola, sin espectadores, ante los resultados con- trarios de la experiencia, esta confianza en sí mismo no se aminora ni se encoge como la presunción que nace de la va- nidad, porque no es un sentimiento artificial relativo al aje- no juicio, sino un sentimiento intrínseco que tiene echadas sus raíces dentro del sujeto, y sobre el cual se apoya el alma de la mujer y su vida,

Esta confianza en sí misma, esta rapidez en adoptar re- soluciones, no le impiden, sin embargo, según más arriba di- je, a la mujer, caer con frecuencia en borrascosas indecisiones, aun en cosas de poquísimo bulto. Preguntadles a los hom- bres casados y veréis cómo os dicen que le tiemblan a tener que acompañar a sus mujeres a las tiendas, pues no acaban jamás de decidirse sobre lo que desean. Interrogad a los co- merciantes, a las modistas, a cuantos tienen que habérselas diariamente con señoras y les oiréis encarecer de consuno la paciencia que es preciso tener para sufrir las continuas contra- órdenes, las inacabables perplejidades con que lucha la mu- jer cuando tiene que comprar algo o dar alguna orden o ele- gir alguna cosa. E

Notemos de pasada que los dueños de los grandes al- macenes han hecho capitales fabulosos siguiendo la táctica de prestarse a las devoluciones de los artículos vendidos, es- to es, ayudando a la mujer a decidirse, con la letra de de- jarle hacerse la ilusión de que su compra no es definitiva; y estos mismos almacenes en grande continúan haciendo un gran negocio con el capítulo de los retales que ahorra a la