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ni del ansia de independencia, sino por el prurito de ocupar- se en algo. El anhelo de actividad bien dirigido explica el que las señoritas de la aristocracia ingresen con entusiasmo en las órdenes religiosas más humildes y activas; que a la mujer se le agrie el carácter en la edad madura, cuando, des- perdigándose la familia, viene a disminuir su trabajo habi- tual o su energía para el trabajo, y asímismo esa tenacidad con que las suegras se resisten a delegar en las nueras los que- haceres domésticos. El afán de actividad explica esa ilusoria pasión por el piano de que parecen atacadas muchas señori- tas que tienen mal oído y que no es en el fondo sino pasión por la agradable actividad que aquél requiere y no tarda en desaparecer sin dejar huella, no bien la señorita filarmónica halla otras tareas en que ocuparse,

Esto explica la dirección que las mujeres imprimen en general a sus estudios. Suelen gustar más de estudiar para preparar sus cursos, lecciones y exámenes, e instruírse allí don- de son llamadas a obrar, que no de hacerlo por su propia cuenta, aun cuando puedan, lo que, sin duda, se debe a que estudiar para enseñar y sufrir exámenes es cosa que cae en la esfera de la actividad general.

Esta pasión por el trabajo explica el que la mujer se enamore con tanta frecuencia del hombre emprendedor, dota- do del espíritu de iniciativa, que sabe utilizar su actividad y, en su defecto, del hombre enérgico, egoísta, despótico, que por lo menos trázale un fin a su actividad y, aunque no sea otra cosa, le deja saborear la ilusión de que su actividad es necesaria,

El afán de trabajar explica asímismo por qué la mujer se siente tan sola cuando le cae en suerte un marido sin ener- gía, e indiferente, que la deja en completa libertad. no la exige nada ni en nada se mete, no muestra agradecer en mo- do alguno las manifestaciones de su actividad ni trata de en- cauzarlas. Por esa razón propende la mujer a poblar la casa de plantas, pájaros y bichos, de seres vivos que exigen un cuidado Incesante, porque absorben gran parte de su actividad, recompensándola de sus atenciones con su belleza y muestras de gratitud. Por esta razón también emprende la mujer con tanta facilidad labores interminables de aguja, ya que ocu- pada en ellas ahórrase el tedio de tener que pensar lo que lr: