Página:Lo bello y lo sublime (1919).pdf/72

Esta página no ha sido corregida
68
 

y sigue únicamente el gusto propio. Con respecto a la mujer, no tiene la amabilidad francesa, pero le muestra mucho más respeto y aun lleva éste acaso demasiado lejos, pues en el matrimonio le concede comúnmente una consideración sin límites. Es constante, a veces hasta la obstinación; audaz y decidido, a menudo hasta lo temerario, y obra según principios, en muchas ocasiones hasta la terquedad. Se convierte fácilmente en un excéntrico, no por vanidad, sino por preocuparse poco de los otros y porque no contraría fácilmente su gusto por amabilidad o imitación; de ahí que sea rara vez tan querido como el francés; pero cuando se le conoce es, por lo general, más estimado.

En el alemán se mezclan la sensibilidad de un inglés y la de un francés, pero parece más cerca del primero; la mayor semejanza con el último es sólo artificiosa e imitada. En él se dan felizmente combinados el sentimiento de lo sublime y el de lo bello; y si en el primero no iguala al francés, ni al inglés en el segundo, los aventaja cuando en él se reunen ambos. Muestra más complacencia en el trato que el primero, y si no se mueve en sociedad con tanta vivacidad e ingenio como el francés, se produce en ella con más modestia y juicio. Lo mismo que en todos los géneros del gusto, es también en el amor bastante metódico, y como une lo bello con lo noble, es lo suficientemente frío en el sentimiento de ambos para preocuparse en considerar la conveniencia, el lujo y lo aparente. Por eso, familia, título y rango son