Página:Lo bello y lo sublime (1919).pdf/51

Esta página no ha sido corregida
47
 

hubiese sido cruelmente ofendida si uno de sus amantes hubiese ido tan lejos en sus reproches; y conocido es el trágico destino de Monaldeschi por una expresión ofensiva de tal género a una princesa que no pretendió ciertamente figurar como una Lucrecia. Es insoportable que no se pueda hacer mal aunque se quiera, porque la abstención del mismo es siempre una virtud muy dudosa.

Para alejarse todo lo posible de lo repugnante conviene la limpieza, que sienta bien en toda persona. En el sexo bello pertenece a las virtudes de primera fila, y difícilmente puede ser exagerada, mientras en el hombre rebasa a veces la medida y resulta pueril.

El pudor es un secreto de la naturaleza para poner barrera a una inclinación muy rebelde, y que contando con la voz de la naturaleza parece conciliarse siempre con cualidades buenas morales, aun cuando incurra en excesos. El pudor es, por tanto, como suplemento de los principios, sumamente necesario. Nunca tan fácilmente como en este caso se convierte la inclinación en sofista para imaginarse principios favorables. Sirve además para correr una cortina ante los más convenientes y necesarios fines de la naturaleza, a fin de que una demasiado común familiaridad con ellos no ocasione repugnancia, o por lo menos indiferencia, con respecto a los propósitos de un instinto al cual van unidas las inclinaciones más delicadas y finas de la naturaleza humana. Esta cualidad es