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luna solitaria se halla en el horizonte, las naturalezas que posean un sentimiento de lo sublime serán poco a poco arrastradas a sensaciones de amistad, de desprecio del mundo y de eternidad.

El brillante día infunde una activa diligencia y un sentimiento de alegría. Lo sublime, conmueve; lo bello, encanta. La expresión del hombre, dominado por el sentimiento de lo sublime, es seria; a veces fija y asombrada. Lo sublime presenta a su vez diferentes caracteres. A veces le acompaña cierto terror o también melancolía, en algunos casos meramente un asombro tranquilo, y en otros un sentimiento de belleza extendida sobre una disposición general sublime. A lo primero denomino lo sublime terrorífico, a lo segundo lo noble, y a lo último lo magnífico. Una soledad profunda es sublime, pero de naturaleza terrorífica[1]. De ahí


  1. Voy a presentar un ejemplo del terror noble que puede infundir la descripción de una completa soledad, entresacando algunos trozos del sueño de Carazan en el Bremer Magazin, tomo IV. pág. 539. A medida que sus riquezas crecían, este rico avaro había cerrado su corazón a la piedad y al amor por sus semejantes. Con todo, según iba en él enfriándose la filantropía, aumentaba la diligencia de sus oraciones y de sus actos religiosos. Después de esta confesión, continúa hablando de esta suerte: "Una noche que hacía mis cuentas a la luz de la lámpara y calculaba las ganancias, me dominó el sueño. En tal estado vi venir sobre mí al ángel de la muerte como un remolino. y. antes de que pudiese evitar el terrible choque, me golpeó. Quedé pasmado cuando me di cuenta de que mi suerte estaba echada por la eternidad. y que nada podía añadir a lo bueno que había realizado, y nada sustraer a todo lo malo por mí cometido. Fuí llevado ante el trono de aquel que habita en el tercer cielo. El resplandor que ante mí llameaba, me habló de este modo: "Carazan, tu culto a Dios es rechazado. Cerraste tu corazón al amor humano, y guardaste tus tesoros con mano de hierro. Has vivido sólo para ti mismo, y sólo has de vivir, por tanto, en adelante por