Página:Little Curly Locks.djvu/9

Esta página ha sido corregida
9
RICITOS

a la cueva y también irán Mamá y la Tía, y ahora están poniendo el arnés al viejo caballo blanco a la carreta Jersey, y vamos a almorzar! Harry se detuvo sin aliento, cuando Ricitos dijo adiós a las palomas y se fue a toda prisa a la casa con Harry. Ahí, por supuesto, estaba el viejo caballo y la carreta lista parada frente a la puerta, y las dos Mamás ocupadas preparando el almuerzo. Ahora, todo está listo, y allá van—los dos pequeños en el frente, con el Tío y los dos Mamás en el asiento trasero. Fue un hermoso día, sólo lo suficientemente caliente como para ser agradable. Después de un viaje de varios kilómetros llegaron a la cueva, que estaba en la finca de un amigo del Tío. Primero fueron a la casa, donde fueron recibidos calurosamente, y los invitaron a comer, pero por los niños se negaron, pues, como dijo Harry, echaría a perder el día de campo completo. ¡Bueno! dijo el granjero de buen carácter, entonces vamos a ir con ustedes—lo que hicieron con sus dos niñas,—y pasaron buenos momentos. La boca de la cueva era bastante grande y abría hacia una cámara enorme, y en todos lados había pequeñas aberturas; asomándose en ellos, sólo se podía oscuridad. La cueva sólo había sido descubierta hacia poco tiempo, y era un gran misterio para todos. Después de comer, Harry les propuso jugar a las escondidas en la cueva, lo cual ocasionó un gran desconcierto a sus