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R U B E N D A R I O


Sabia de la Lujuria que sabe antiguas ciencias,
te sacudes a veces entre imposibles muros,
y más allá de todas las vulgares conciencias
exploras los recodos más terribles y obscuros.


Y encuentras sombra y duelo. Que sombra y duelo encuen
bajo la viña en donde nace el vino del Diablo.
Te posas en los senos, te posas en los vientres
que hicieron a Juan loco e hicieron cuerdo a Pablo.


A Juan virgen y a Pablo militar y violento,
a Juan que nunca supo del supremo contacto,
a Pablo el tempestuoso que halló a Cristo en el viento,
y a Juan ante quien Hugo se queda estupefacto.


Entre la catedral y las ruinas paganas
vuelas, ¡oh, Psiquis, oh, alma mía!
— Como decía
aquel celeste Edgardo,

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