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R U B E N D A R I O


y sabes quererte y conservarte,
ten fragancia y ten conciencia,
y oye el secreto de la ciencia
que tiene la virtud del Arte...


III



Puesto que tú me dices que eres mi hijo, ¡hijo mío!,
y tienes fe en mis lirios y confianza en mis rosas,
voy a confiarte ideas, voy a decirte cosas,
y amarás grandemente a tu Rubén Darío.


Tú comprendes mis versos e interpretas mis prosas,
y las aguas que corren en mi profundo río,
y, así, cuando te hable de las Musas hermosas
séme profundamente y eternamente mío.

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