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LIRA ECUATORIANA.

Solo han quedado algunas composiciones cortas i bien sentidas, de las cuales las dos que van a continuacion entrañan un mérito positivo. La primera por su colorido, su fuego, su arrebato, constituye a su autora en digna émula de Safo; la segunda, escrita al borde de la tumba, es como el postrer suspiro del ave que fallece entre la copa de los ráboles, i cuyo eco, recojido por el viento, se prolonga hasta los confines del desierto.


¡QUEJAS!


¡I amarle pude!!! Al sol de la existencia

Se abría apénas soñadora el alma......

Perdió mi pobre corazon su calma

Desde el fatal instante en que le hallé.

Sus palabras sonaron en mi oido

Como música blanda i deliciosa;

Subió a mi rostro el tinte de la rosa;

Como la hoja en el árbol, vacilé.


Su imájen en el sueño me acosaba,

Siempre halagüeña, siempre enamorada:

Mil veces sorprendiste, madre amada,

En mi boca un suspiro abrasador;

I era él quien arrancaba de mi pecho,

Él, la fascinacion de mis sentidos;

Él, ideal de mis sueños mas queridos;

Él, mi primero, mi ferviente amor.


Sin él, para mí, el campo placentero

En vez de flores me obsequiaba abrojos:

Sin él eran sombríos a mis ojos

Del sol los rayos en el mes de Abril.

Vivia de su vida apasionada;

Era el centro de mi alma el amor suyo;

Era mi aspiracion, era mi orgullo.........

¿Por qué tan presto me olvidara el vil?