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Gobierno utilizado sus servicios como mediador, y acabó por nombrarlo gobernador del Oregón. Cuando le conocí tenía unos cincuenta años; pero sus cabellos eran negros como el ébano, y en su mirada brillaban al propio tiempo la bondad de corazón y un valor indomable. Pasaba también por el hombre más fuerte de todos los Estados Unidos, y cuando medí mis fuerzas con las suyas, con gran sorpresa de todos, fuí el primero a quien no logró vencer. Aquel hombre bondadosísimo puso en Liliana un gran cariño; bendecíala cada vez que nos visitaba, y antes de partir la regaló un par de zapatitos confeccionados por él con piel de gamo; regalo que fué muy oportuno, pues ya no poseía la pobrecilla ni un par de botinas en buen estado.

Por último, partimos para continuar nuestro viaje bajo los mejores auspicios, bien informados del país y provistos de carne salada. Además, el buen Thorston se había quedado con nuestros mulos peores, dándonos, en cambio, algunos de los suyos entre los más fuertes y ágiles; y por si esto fuese poco, Mick, que había estado en California, nos había contado verdaderos milagros, no sólo de la riqueza del país, sino también de la suavidad del clima, de la belleza de los bosques de encinas y de las regiones montañosas, sin rival en todos los Estados. Un consuelo y una gran esperanza habían entrado en nuestros corazones sin barruntar ni remotamente el calvario que nos aguardaba antes de entrar en aquella tierra de promisión.