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V


No volvió a la tierra.

La carne y los huesos que cayeron y se estrellaron contra el suelo no eran ya él, no eran ya un hombre, no eran nada. La fuerza ciega y brutal de la gravedad le arrancó de lo alto, de lo infinito, de lo azul; pero aquello que yacía en tierra, inmóvil, aplastado, no era ya Yury Mijailovich Puchkarev.