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PLUTARCO.—LAS VIDAS PARALELAS.

le quitó el nombre que tomó de Tarpeya; sólo ha quedado una roca, á ta que aún ahora llaman Tarpeya, de la que son precipitados los malhechores. Ocupado por los Sabinos el alcázar, Rómulo poe su parte, ardiendo en ira, los provocaba á la pelea, y Taeio se mostraba confiado, en vista de que áun cuando se le estrechase tenia una retirada segura. Estaba el sitio intermedio, donde se habia de combatir, cercado de alturas, lo que para unos y otros hacía la pelea cruda y difici!, pero pronta la fuga y la persecuciọn por su inisma estrechez. Hizo la easualidad que pocos dias ántes habia hecho inundacion el rio, dejando un lodo copioso y ciego en los lugares más bajos, hácia donde está ahora la plaza: así no se advertia ni era fácil evitarie, siendo además tenaz por encima y blando por abajo. Dirigiéndosc hácia él incautamente los Sabinos, les favoreció un acaso; porque á Curcio, hombre muy principal y de ánimo altivo, que era de los de á caballo y se habia adetantado mucho á todos los demas, se le atascó el cabalio en el lodazal, y por más que por algun tiempo con golpes y voces procuró sacarle, viendo por. fin que no habia forma, le hubo de dejar, y él se salvó; y el sitio todavía re- Liene por él el nombre de lago Cureio. Precaviéndose, pues, ya de aquel peligro, sosluvieron los Sabinos un reeio combate, que permanecia indeciso con ser muchos los que morian, y entre ellos Hostilio, que se dice haber sido marido de Hersilia y abuelo de Hostilio, el que reinó despues de Numa. Repetidos despues, como era naturat, diferentes combates en corto espacio, hacen memoria de uno, como el postrero de ellos, en el que, herido Rómulo con una piedra en términos de baber estado en muy poco el que eayese, y no pudiendo resistir á los Sabinos, flaquearon los Romanos, y buyendo se reliraban hácia ol pa- Jacio arrojados de lo entrellano. Entre tanto, reparado ya Rómulo del golpe, poniéndose delante de los que huian, procuraba bacerles volver al combate, y á grandes voces