. 344 tratar de ella, y al Megarense que subiera al Ática se le diera muerte; que los generales, al prestar el juramento patrio, juraran además que dos veces cada añɔ talarian el territorio de Megara, y que á Antemócrito se le diese sepultura junto á las puertas Trasias, que abora se llaman e! Dipilo. Los Megarenses negaban la muerte de Antemócrito, y echaban toda la culpa á Aspasia y á Pericles, valiéndose de aquellos famosos y sabidos versos de la comedia Los Acarnenses: PLUTARCO.-LAS VIDAS PARALELAS.
Beados á Megara unos mancebos Van, y á Simela roban, vil mozuela: Los de Megara, en cólera encendidos, De repres lias á su vez usando, A Aspasia quitan otras dos rameras.
Cuát, pues, hubiese sido el orfgen, es diffcil de averiguar; pero de que no se hubiese revocado el decrelo, todos hacen autor á Pericles, sino que unos dicen que nació en él de grandeza de ánimo, resuelto siempre á !o mejor, aquella resistencia, estando persuadido que en lo que se demandaba se queria probar si cederia, y de que el otorgamiento se tendria por confesion de debilidad; y otros quieren más que esto bubiese sido por espiritu de arrogancia y contradiccion para que resaltase más su gran poder, viendo que tenfa en poco á los Lacedemonios. Mas la causa que le hace ménos favor entre todas, y que tiene más testigos que la comprueban, es de este modo. El escultor Fidias fué el ejecutor de la estatua[1], como tenemos dicho: siendo, pues, amigo de Pericles, y teniendo con él gran influjo, se atrajo por esto la envidia, y tuvo ya á nnos por enemigos, y otros, queriendo en él hacer expe- [1] Es muy sabido que fué obra suya la maravillosa estatua de Minerva.