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PERICLES.

para lo que consultaba frecuentemente á Anaxágoras, coloreando con la ciencia física, como con un tinte retórico, la diccion. Porque reuniendo aquel por sus conocimientos en la fisica la razon sublime y obradora de todó, como dice el divino Platon, á su excelente nalural, y juntando siempre lo conducente con el artificio en el decir, se aventajó mucho á todos los demas: y de aquí dicen que tuvo el sobrenombre; aunque hay quien diga que de los primores con que adornó la ciudad, y oros que de su auloridad en el gobierno y en los ejéreitos le vino el que le llamasen Olimpio: bien que nada de exlraño habria en que todas estas cosas hubiesen eontribuido en aquel hombre insigne para esta gloriosa denominacion. Mas las comedias, que con gran cuidado de los que las ensayaban, lanzaron por entónces muchas voces ridículas conlra él, de su modo de decir muestran habérsele originado principalmeate el tal sobrenombre; porque decian de él que tronaba, que lanzaba centellas, y que llevaba en la lengua un tremendo rayo cuando hablaba en públieo. Hácese tambien mencion en este punto de un dicho de Tucidides Milesio, que expresa con gracia la destreza de Pericles. Era Tucidides hombre recto y bueno; y en el gobierno habia estado largo tiempo en contradiceion con Pericles. Preguntándole, pucs, Arquidamo, rey de los Lacedemonios, cuál de los dos, Pericles ó él, era mejor combaliente, aCuando le he derribado, dijo, luchando con ét, luego replica que no ha eaido, vence, y se lo persunde á los que se hallan presentes.» El mismo Pericles era timido y circunspecto en el decir; y ast al subir á la tribuna pedia siempre á los Dioses que no se le escapase sin advertirto Li una sola palabra que no fuese acomodada á su intento y á lo que este pedia. Y lo que es escrito no dejo nada, á excepcion de los decretos; pero se conservan en la memoria unos cuantos dichos suyos notables, muy pocos; cual es, haber dispuesto que como una legaña se separase á Egina del Pireo; y aqueilo