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PLUTARCO.—LAS VIDAS PARALELAS.

se sientan á adivinar por las aves; y el mismo uso bacía Rómulo, que era dado á los agüeros; y luégo que se desapareció de entre los hombres, tomando los sacerdotes este báculo, lo conservaron intacto como cosa sagrada.

Eacontrándole entónces, cuando todas las demas cosas habian perecido, preservado del incendio, concibieron esperanzas muy lisonjeras respecto de Roma, como que aquella señal le anunciaba una eterna permanencia.

Cuando todavia no habian reposado de cstos cuidados, les sobrevino nueva guerra, habiendo invadido juntos su terrirorio los Eeuos, los Volscos y Latinos, y puesto los Tirrenos cerco á Sutrio, ciudad aliada de los Romanos.

Como los tribunos que lenian el mando, habiéndose acampado junto al monte Marcio, babiesen sido cercados por los Latinos, y considerándose en riesgo de perder el campamento, hubiesen dado aviso á Roma, fué tercera vez Camilo nombrado dictador. Acerca de esta guerra corren dos tradıciones diversas: referiré primcro la fabulosa. DI- cese que los Latinos, bien fuesc apariencia, ó bion que en realidad quisieran que se mezclasen de nuevo los pueblos, enviaron á pedir á los Romanos virgencs y mujeres no casadas. Dudando éstos qué harian, porque lemian de una parte la guerra, no habiéndose recuperado ni vuelto todavia en si, y de otra, en la peticion de las mujeres sospechaban que se envolvia el querer tomarles rehenes, y que para darle un aire más decente se pretextaban los casamientos; una esclava llamada Tutola, ó segun quieren otros, Filotis, se fué á los magistrados y les propuso que enviasen con ella otras esclavas, aquellas que en la edad y en el semblante semejasen más á las libres, vistiéndolas como novias de gente principal; y que lo demas lo dejasen á su cuidado. Prestáronse los magistrados á su propuesla; y escogiendo aquellas esclavas que ella juzgó más propias para el caso, y adornándolas con ropas preciosas y oro, las entregaron á los Lalinos, que estaban acampados no léjos 298