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CAMILO.

en casa; entónces por la primera vez los babian obligado los caudilios á levantar trincheras, á fijar los reales en territorio enemigo, y á juntar el invierno con el verano, estando entónces al fin del sétimo año de guerra: tanto, que por parecer que los generales hacian lojamente el sitio, se les revocs el mando, y se eligieron otros para la guerra, siendo uno de estos Camilo, que era ya tribuno por segunda vez. Con todo, nada lhizo por entónces en cuanto al sitio, porque le cupo en suerte bacer la guerra á los Falerios y Capenates, que por ver ocupados á los Romanos, les talaban el territorio, y les servian de estorbo para la guerra de Etruria; mas Camito los desbarató, causándoles gran pérdida, y los obligó á recogerse dentro de sus murallas.

Con esta época, cuando la guerra estaba en su mayor fuerza, coincidió el suceso del lago Albano; prodigio no ménos digno de saberse que cualquiera otro de los increibles como él, y que causó gran terror por falta de una causa general, y de poder el disBcurso asignarle un origen fisico. Era la entrada del otoño, y el verano que concluia no habia sido de aguas ni, que se supiese, babian reinado en él vientos húmedos que le hicieran tempestuoso; por lo tanto, teniendo la italia muchos lagos, rios y arroyos, estos habian faltade enteramonte, aguellos apénas y con gran dificultad se sostenian, y todos los rios, como sucede siempre en el verano, corrian escasos y apocados. Pues el lago Albano, que en sf mismo tiene su principio y su fin, circundado de montañas fértiles, sin causa alguna, como no fuese divina, se veia manifiestamente que habia crecido, é iba hinchándose, superando las faldas de los montes, y llegando á igualar los collados que tenfa alrededor, con mansedumbre y sin ser agitado con alas. Al principio sólo fué prodigio para pastores y vaqueros; pero cuando luégo alzada la corriente, como si rompiese un istmo, llegó á romper por su cantidad y por su peso los estorbos que conte-