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PLUTARCO.—LAS VIDAS PARALELAS.

Baco Omesta[1] haciéndole plegarias; con lo que los Griegos cónseguirian la salud y la victoria á un tiempo. Sorprendióse Temístocles á vaticinio tan grande y tan terribte; pero la muchedumbre, como sucede en todos los casos y combates apurados, que más bien espera su salud de cosas disparatadas y fuera de razon que no de las que van segun ela, empezó á implorar á una voz at Dios, y conduciendo los jóvenes al ara, no dejó abritrio para que no se les sacrificara conforme á la órden del agorero. Asi lo escribió Fanias el de Lesbos, varon sabio, y no desproveido de conocimientos históricos.

En cuanto al número de las naves de los bárbaros, el poeta Esquilo, como testigo de vista y que podia asegurarlo, diee en la tragedia los Persas lo siguiente: De naves tuvo Jerges, lo sé cierlo, Un millar, y además buques ligeros Sobre doscientos siete: esta es la cuenta.

De Atenas eran las naves ciento y ochenta; y cada una tenía sobre la eubierta diez y ocho hombres de armas; de ellos los cuatro eran flecheros, y los demas infantes bien armados. Parece que Temístocles no ménos supo conocer y observar el tiempo oportuno, que el lugar para el combate, no oponiendo las proas de las galeras á las de los bárbaros ántes de que llegase la hora en que acostumbraba á moverse un viento fuerte de mar, que impelia las olas de la parle de los golfos; el cual en nada era contrario á las naves griegas, que eran más bajas y de ménos balumbo; pero á las de los bárbaros, que cran muy levantadas de popa y tenian tambien elevada y alta la cubierta, no las dejaba parar hiriendo en ellas, con lo que quedaban más expuestas á los eneuentros de las griegas, que n ligereza[1]untis significa cruel, inexorable.


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