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PLUTARCO.—LAS VIDAS PARALELAS.

entónces los Griegos que Euribiades y tos Lacedemonios tuviesen el mando, y llevando muy á mal los Atenienses, los cuales en el número de naves excedian á todos tos demas juntos, el ir á las órdenes de nadie, Temístocles, que conoció el peligro, cedió él mismo por si el mando á Euribiades y sosegó á los Atenenses, ofreciéndoles que si se portaban como hombres de valor en la guerra, él haria que en adelante los Griegos les obedeciescn de su grado.

Por esto es por lo que fué mirado como el principal aator de la salud de la Grecia, y de la sefialada gloria á que subieron los Atenienses, venciendo con la fortaleza á los enemigos, y con el juicio y la prudencia á los aliados.

Como legado que bubo á Afetas la armada de tos bárbaros, se hubiese asombrado Euribiades de tanto námero de naves como tenfa ai frente; y sabiendo además que otras doscientas iban á tomar la vuelta de Esquiato, fuese de dictámen de salir cuanto ántes de la Grecia y marchar at Peloponeso, tomando lambien en la naves el ejército de tierra, por contemplar invencibles las fuerzas de mar que el Rey traia; los de la Eubea, temerosos de que los Griegos iban á desampararlos, hablaron de secreto con Temístocles, enviando para ello á Pelagon con una gran suma de dinero; y si bien la recibió aquél, fué, como dice Herodoto, para ponerla en manos de Euribiades. El que más se le oponia de sus ciudadanos era uno llamado Arquiteles, capitan de la nave sagrada; el cnat, no teniendo con qué mantener su gente, instaba por que se retirasen: por lo mismo, Temíslocles contra él principalmente irritó á los Atenienses, que llegaron hasta arrebatarle la comida que tenía dispuesta. Desalenlado Arquiteles con esto, y llevándolo á mal, le envió Temístocies en una cesta la comida, reducida á pan y carne, y debajo le puso en dinoro un talento, con órden de que comiese él entónces, y al otro dia cuidase de la triputacion, pues de lo contrario publicaria á gritos entre los ciudadanos, que el dinero le habia veni-