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PLUTARCO.—LAS VIDAS PARALELAS.

como el más dichoso. Mas aquella exclamacion que él mismo hizo contradiciendo á Mimnermo, No deje yo al morir de ser llorado; Antes al espirar de mis amigos Muestras reciba de dolor y llanto, prueba tambien la dicha singular de Poblícola: pues que ai morie, no á sus amigos y familiares solamente, sino á la eiudad toda, á muchos millares dió ocasion de sentimiento, de lágrimas y de desconsuelo: porque las Romanas todas le Horaron, como si en él hubieran perdido cada una un hijo, un hermano ó un padre. Dijo tambien Solop: Yo bien deseo poseer riquezas, Mas no las quiero por injustos medios; Que viene al fin la merecida pena: pues Poblicola no sólo tuvo la felicidad de enriquecer sin reprension, sino tambien la de gastar con esplendor, haciendo bien á los menesterosos. Do manera que si á Solon le cupo ser el más sabio de todos, Poblicola fué sin duda el más bienhadado; pues que las cosas que aquel deseó mayores y más apreciables, Poblieola las poseyó, y hasta morir continaó disfrutándolas.

Sirvió ciertamente mucho Solon para el lustre de Poblicola; pero tambien éste á su vez contribuyó para el de aquél, pues tomándole por el mejor modelo para eimentar bien una demoeracia, con quitar de la autoridad et fasto y la flereza, la bizo amable y sin fastidio para lodos; y adoptó además muchas de sus leyes; porque confió al arbitrio de la muchedumbre la oleccion de los magıstrados, y al reo le dió facultad de apelar al pueblo, como la dió Sołon de apelar á los jueces tomados de todo el pueblo.

No creó, como ésle, otro Senado nuevo; pero amplió el