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POBLÍCOLA.

eres religioso ni magnánimo; estás enfermo, complaciéndote en hacer suntuosos edificios, y queriendo, como el otro Midas, que todasas cosas te se conviertan en oro y mármoles. Mas baste por ahora lo dicho sobre este punto.

Tarquino, despues de aquella gran batalia en que perdió el hijo que cuerpo á cuerpo peleó con Bruto, retirándose á Clusio, pidió socorro á Larte Porsena, hombre que entre los Régulos de la Italia era el que lenia mayor poder, y que gozaba, además, la opinion de recto y amigo de gloria.

Promelióle su auxilio, y lo primero que hizo fué requerir á los Romanos sobre que Tarquino fuese restituido; mas como éstos no le diesen oidos, denunciándoles la guerra, y tiempo y lugar para el combate, se eneaminó á ésle con poderoso ejército. Fué Poblíeola clegido segunda vez cónsul en ocasion de estar ausenle, y con él Tito Luerecio: regresando, pues, á Roma, y queriendo dar á entender que en ánimo se aventajaba á Porsena, fundó la ciudad de Si - gluria, hallándose ya éste á poca distancia; y cereándola con murallas á grandes expensas, envió allá seteciertos colonos, mostrando que no le daba gran cuidado la guerraluvadidos repentinamente los muros, y acosados los centinelas por Porsena, dando éstos á huir, estuvo en muy poco que no introdujesen consigo en la eiudad á los enemigos. Acudió luégo á las puertas Poblicola en su socorro; y trabando batalla junto al rio, contuvo á los enemigos, que con bastante tropa trataban de violentarlas, hasta que herîdo gravementle, fué preciso que en brazos ajenos lo retirasen de la aceion. Como despues hubiesc sueedido lo mismo i su colega Lucrecio, cayú en los Romanos el desalisnto, y sólo por la fuga bácia Roma se salvaron. Persiguiéronlos los enemigos por el puente Sublicio, y corrió el peligro Roma de ser tomada por armas. El primero Horacio Gocles, y luégo con él otros dos de los más distinguidos, Hermenio y Larcio, se pararon é hicieron cara en el puen-