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PLUTARCO.—LAS VIDAS PARALELAS.

las leyes, que decia no se diferenciaban de las telas de araña, sino que como estas enredaban y detenian á los dé-, biles y flacos que con ellas chocaban, pero eran despedazadas por los poderosos y los rieos. A esto se dice baber contestado Solon que los hombres guardan los contratos cuando no tiene interes en quebrantarlos ninguna de las partes, y él habia de tal modo unido las leyes con los intereses de los ciudadanos, que todos conocian estarles mucho mejor que quebrantarlas el obrar con justicia; pero el éxito fué más conforme con la conjetura de Anacarsis que con las esperanzas de Solon. Dicese tambien que Anacarsis, babiéndose encontrado en una junta pública, se habia maravillado de que entre lłos Griegos el hablar es la parte de los sabios, y el juzgar la de los necios.

Habiendo pasado Solon á Mileto á conferenciar con Tales, dicen que se admiró de que éste de ningun modo hubiera pensado en casarse y tener bijos; y que Tales por entónces calló, y dejando pasar unos dias, dispuso que un forastero se presentase diciendo que acababa de llegar en diez dias de Atenas. Preguntado por Solon qué babia de nuevo en Atenas, instruido de lo que habia de decir, respondió no haber ninguna novedad, como no fuese la de un mocito que llevaban á enterrar, acompañándole todo el pueblo; porque, segun decian, era bijo de uno de los ciudadanos más ilustres y principales, el cual no se hallaba allí, sino que andaba viajando hacia tiempo; á lo que contestó Solon: «jAy desdichado! y cómo se llamaba?-0i el nombre, repuso el otro; pero no me acuerdo de otra cosa sino de que se bablaba mucho de su filosofia y su justicia..

Aumentando ast el miedo en Solon á cada respuesta, y turbado ya éste, preguntó directamente el nomnbre al forastero, diciendo: «Seria ei muerte hijo de Solon?» contestándoselo, empezó á darse golpes en la cabeza, y á hacer y decir lo que es comun en estos tristes casos. Entónces cuentan que Tales le alargó la mano, diciéndole: 164