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COMPARACION DE LICURGO Y NUMA.

por el tiempo de más de quinientos años se mantuvo en observancia lo principal de su legislacion, como un tinte sin mezcla que hubiera penetrado fuertemente. Por el contrario, á Numa se le desvaneció al instante el fin de su gobierno, que era conservar á Roma en paz y amistad: y despues de su muerte el templo de das puertas que él tuvo siempre cerrado, como si realmente sujetara la guerra allí encadenada, se dieron priesa á abrirlo con entrambas mapos, llenando la Italia de sangre y de cadáveres; y ni por breve tiempo pudo permanecer una constitucion tan arreglada y justa, no más de porque no tenía la atadura de la educacion. ;Cómo! dirá ałguno. pues no liegó Roma por su política å la mayor prosperidad? Pregunta es esta que pediria una respuesta muy difusa para satisfacer á los que cotocan la prosperidad en la riqueza, en el regalo y en el mando; y no en la estabilidad, en la moderacion y en el no sacar nada fuera de si mismos, contentándose con ser justos. Aun esto favorece á la gloria de Licurgo, que los Romanos hubieran adelantado tanto sus intereses con mudar la constitucion de Numa; puesto que los Lacedemonios, en el mismo momento que abandonaron las instiluciones de Licurgo, de poderosos que eran, pasaron á ser débiles, y perdiendo la superioridad que tenfan en la Grecia, estuvieron á punto de aniquilarse. Lo que hubo en Numa verdaderamente grande y prodigioso fué que siendo um forastero liamado á reinar, con sola la persuasion hubiese podido hacer tales mudanzas, y tener sujeta á una ciudad mal avenida entre si, sin serle preciso emplear, como á Licurgo, que tuvo que valerse de los principales, ni las armas ni la fuerza, uniéndolos á todos y como fundiéndolos en uno por medio de la sabiduria y la justicia.