Página:Las vidas paralelas de Plutarco - Tomo I (1879).pdf/145

Esta página no ha sido corregida
129
NUMA.

KUNA.

129 para el aumento de su poder, los muchos ejércitos y las guerras no interrumpidas; de manera que como las grandes moles entazadas se afirman con el sacudimiento, asi ella se fortaleció con los peligros. Juzgando, pues, que no era cosa ligera y de poco trabajo conducir y poner en órden de paz á un pueblo tan exaltado y alborotado, invocó el auxilio de los Dioses, halagando y ablandandđo en él lo orgulloso y lo guerrero por lo más con sacrificios, con procesiones y con danzas que él mismo celebró é instituyó, y que reunian con la majestad y aparato un atractivo gracioso, y cierto placer que inspiraba humanidad. En ocasiones denunciaba terrores de parte de los Dioses, y fantasmas monstruosas de Genios, y voces infaustas, cautivando y anonadando sus ánimos por medio de la supersticion; de donde principalmente se originó la opinion de haber sido instruido y educado por Pilágoras, que le fué contemporáneo; porque fué gran refugio para ambos, para el uno en la filosoffa, y para el otro en la política, su inmediacion y trato con los Dioses; y áun se dice que aquel fasto y pompa exterior se tomó tambien de la misma conducta de Pitágoras. Porque parece asimismo que éste domesticó un águila, á la que paraba con ciertas palabras y la hacia vonir volando sobre su cabeza; y en Olimpia mostró un muslo de oro, en ocasion de concurrir á aquellos juegos, con otros muchos artificios y acciones prodigiosas que de él se refteren, y con motivo de las cuales Timon el Fliasio dijo:

De entre los hombres quita á ese ambicioso De Pitágoras, diestro en embelecos, Y en palabras profuso altisonantes.

El artificio de Numa era el amor hácia él de una Diosa ó Ninfa de los montes, y el trato arcano que con él tenía, como ya se ha dicho, y su contíouo comercio con las Mu-