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PLUTARCO.—LAS VIDAS PARALELAS.

fingen que Hércules, no teniendo más consigo que una piel y un pało, recorria la tierra castigando á los tiranos inju8- tos y crueles, de la misma manera esta ciudad con sola una mochila y una mala ropilla, dominando á la Grecia muy segun su građo y voluntad, deshizo autoridades injustas y tiránicas que se habian introducido en los gobiernos, decidió sobre guerras, y sosegó tamulto8, muchas veces sin ni siquiera mover un escudo, sino con solo enviar un mensajero, al que todos acudian para hacer lo que se les mandaba y ordenaba, como las abejas cuando la maestra se presenta: ;lanto era lo que prevalecia en buenas leyes y en justicia! Asf, yo no puedo ménos de maravillarme de los que dicen que los Lacedemonios sabian ser mandados, pero ignoraban el mandar, y de los que celebran aquel apolegma de Teopompo, el cual, diciéndole une que Esparta se babia salvado por sus reyes, que sabian mandar, «mejor por sus ciudadanos, le respondió, que saben obedecer.» Porque no sufren el obedecer al que no es capaz de imperar, y la obediencia es instruecion que viene del que gobierna; porque el mandar bien es lo que produce el bien ejecular; y á la manera que la perfeccion del arte de la equitacion consiste en hacer al caballo manso y dóoil, así es propio de la ciencia de reinar el formar súbditos obedienles. Los Lacedemonios, pues, inspiraban á los demas, no docilidad, sino deseo de ser mandados y de obedecerles: así es que no iban á pedirles, ó naves, ó dinero, 6 soldados, sino un general esparciata; y en alcanzándole, le empleaban con honor y respeto, como á Gilipo los Sicilianos, los de Calcis á Brasidas, y á Lisandro, Calicratidas y Agesilao todos los habitantes del Asia; teniendo á estos grandes varones por moderadores y reguladores de cada pueblo, y de quien le gobernaba, y mirando á la mişma ciudad de Esparta como aya y maestra de una vida arreglada y de va gobierno bien ordenado; segun lo cual parece satirizó Estratonico á los pueblos, prescribiendo y 116