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PLUTARCO.—LAS VIDAS PARALELAS.

Agis, oyendo á algunos alabar á los de la Elide porque celebraban con grandeza y justicia las flestas Olimpicas, «zqué mucho hacen los Eleenses, dijo, en usar de justicia al cabo do einco años en un solo dia?» Teopompo á un forastero que se mostraba afecto, y decia que sus conciudadanos le llamaban el amigo de los Esparciatas: «mejor te eslaria, huésped, le respondió, que te llamasen cl amigo de sus ciudadanos.» Plistonax el de Pausanias á un orador 104 Ateniense, que llamó ignorantes á los Lacedemonios: «muy bien dices, le repuso, porque de los Griegos nosotros solos no hemos aprendido nada malo de vosotros.» Arquidamidas á uno que preguntó cuántos eran los Esparciatas, «los bastantes, le dijo, oh huésped, para acabar con los malos[1].» Aun en lo que decian como por juego se descubria el hábito que tenian formado; y es que se acostumbraban å no usar del habla sin objeto, y á no proferir voz ninguna que no encerrase un sentido digno de atencion: asf, el que fué convidado para oir á uno que imitaba muy bien al ruiseñor, «yo, dijo, he oido al mismo ruiseñor muchas veces.»

Otro, habiendo leido esta inscripcion:

Por querer apagar la tiranfa Fueron despojo del sangriento Marte, Muertos de Selinunte ante las puertas, «muy bien empleado, dijo, que muriesen, pues que no la dejaron que se abrasase toda.» Un jóven, prometiéndole otro que le daria unos gallos que morian en la pelea: «esos no, le dijo; dáme gallos que maten en la pelea.» Otro, viendo á algunos hombres que en un viaje eran llevados en sillas de manos: «no me dé Dios, dijo, que yo me siente donde no me ha de ser dado ceder el asiento á un anciano.»

[1] En los apotegmas lacónicos del mismo Plutarco se dice con Ios enemigos, y es más propio.


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