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Plutarco.—Las vidas paralelas.

reservadas, á las que los filósofos llaman coa nombres técticos acroamáticas y epopticas, y que no comunican á la muchedumbre. Porque habiendo entendido despues de baber pasado ya al Asia que Aristóteles habia publicado en sus libros algunas de estas doctrinas, le escribió, hablándole con desenfado sobre la maleria, una carta de que es copia la siguiente: «Alejandro á Aristóteles, felicidad. No »has hecho bien en publicar las doctrinas acroamáticas:

»porque ¿en qué nos diferenciamos de los demas, si las »ciencias en que nos has instruido han de ser comunes á todos? pues yo más quiero sobresalir en los conocimien»tos útiles y honestos que en el poder. Dios te guarde.» Aristóteles para acallar esta noble ambicion se defendió acerca de estas doctrinas, diciendo que no debia tenerlas por divulgadas, aunque las habia publicado: pues en realidad su Tratado de Metafisica no era útil para aprender é instruirse; habiéndolo escrito desde luego para servir como de índice ó recuerdo a los ya adoctrinados.

Tengo por cierto haber sido tambien Aristóteles quien principalmente inspiró á Alejandro su aficion á la medicina: pues no sólo se dedicó á la teórica, sino que asistia á sus amigos enfermos, y les prescribia el régimen y medicinas convenientes, como se puede inferir de sus cartas.

En general, era naturalmente inclinado á las letras, á aprender y á leer; y como tuviese á la Illada por guia de la doctrina militar, y aun le diese este nombre, tomó corregida de mano de Aristóteles la copia que se llamaba La Iliada de la caja; la que con la espada ponia siempre debajo de la cabecera, segun escribe Onesicrito. No abundaban los libros en Macedonia; por lo que dió órden á Harpalo para que se los enviase; y le envió los libros de Filisto; muchas copias de las tragedias de Euripides, de Sófocles y de Esquilo; y los ditirambos de Telestes y de Filoxeno. Al principio admiraba á Aristóteles, y le tenia, segun decia él mismo, no ménos amor que á su padre, pues si del uno