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Plutarco.—Las vidas paralelas.

presentó un caballo perfectamente cuidado y mantenido por él mismo, y además un mulo sobresaliente entre todos en gordura, en mansedumbre y en fuerza; por lo que no solamente se mostró contento Escipion con esta especie de cuidado de Mario, sino que hacía frecuentemente mencion de ella; y de aquí nació el que los que querian por vejámen alabar á alguno de puntual, de sufrido y de trabajador le llamaban machilo de Mario.

Púsose en esta ocasion la fortuna de parte de Mario; porque los bárbaros, como si quisieran tomar carrera para la irrupcion que medilaban, pasaron primero á España; con lo que aquel Luvo tiempo para ejercitar el cuerpo del soldado, para dar á su ánimo aliento y confianza, y, lo que es más importante todavía, para hacer que conociese bisa el carácter de su general. Porque su dureza en el mando y su inflexibilidad en los castigos parecian calidades justas y saludables á los que tenian ya el hábito de no delinquir ni faltar; y su escandecimiento en la ira, lo penetrante de la voz y lo adusto del semblante, acostumbrados así poco á poco, no tanto les era á ellos terrible, como creian babia de serlo á los enemigos. Sobre todo era muy del gusto de los soldados su rectitud en los juicios, de la que se refiere este ejemplo. Cayo Lusio, sobrino suyo, que tenía empleo de comandante en el ejército, era hombre en todo lo demas no reprensible; pero en el amor de los jóvenes no podia irse á la mano. Amaba á un joven que militaba bajo sus órdenes, llamado Trebonio; y aunque muchas vaces lo habia solicitado, nunca habia sido bien oido; mas en fln una noche envió por medio de un esclavo á llamar á Trebonio; vino éste, porque no era licito no acudir al llamamiento; pero como habiendo entrado en su tienda quisiese hacerle violencia, desenvainando la espada le quitó la vida. Acaeció esto á tiempo que Mario estaba ausente; pero á su vuelta puso inmediatamente en juicio á Trebonio; y como fuesen muchas los que le acusaban, sin