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Plutarco.—Las vidas paralelas.

Que á los amados hijos tanto importa; Sino que mi deleite eran las naves De remos guarnecidas. los combates, Y los lucientes arcos y sactas:

como para dar á entender que de unos mismos era el descuidar la hacienda. y el vivir anchatnente de la injusticia.

Pues no así como dicen los médicos, que el aceile es muy saludable á los cuerpos por fuera, y muy dañoso por dentro, de la misma manera el justo es útil á los otros, é inátil á sí y á lus suyos. Paréceme, por tanto, que la virtod politica de Arístides fué defectuosa y manea en esta parte, pues que en la opinion más comuo, descuids de dejar con que dotar las hijas, y con que hacer los gastos de su entierro. De aquí es que la familia de Caton dió á Roma hasta la generacion cuarta pretores y cónsules, babiendo servido las primeras magistraturas sus nietos y los hijos de éstos; cuando la gran pobreza y miseria de la descendencía de Arístides, que tuvo tan preferente lugar entre los Griegos, á unos los obligs á escribirse entre los embelecadores, y á otros á alargar la mano para recibir del público una limosua; sin que á ninguno le fuese dado pensar en alguo hecho ilustre, ó en cosa que fuese digna de aquel varon esclarecido.

Mas esto todavia pide ilustracion, porque la pobreza no es afrentusa por si, sino cuando proviene de flojedad, de disipacion, de vanidad y de abandono; pero en el varon prudente, laborioso, justo, esforzado y entregado á los negocios de la república, unida a todas las virtudes, es señal de magnaninidad y de una elevada prudencia; porque no puede ejecutar cosas grandes el que tiene su atencion en las pequeñas, ní auxiliar á muchos que piden el que mucho desea. Así, para haberse bien en el gobierno es ya un admirable principio, no la riqueza, sino el desprendimiento; el cual, no apeteciendo para si nada superfluo, ningun