eligiesen de entre todos los Atenienses. Anunció Temistocles al pueblo que habia concebido un proyecto que no podia revelarse, pero sumamente útil y saludable á la ciudad: acordaron por tanto que á nadie se dijese, sino á solo Aristides, y él solo lo aprobase. Reveló, pues, á éste que tenía pensado poner fuego á la armada de los Griegos, porque con esto serian los Alenienses los más poderosos y árbitros de la suerte de los demas; y entonces Aristidespresentándose al pueblo, le dió parte de que el proyecto que Temistocles tenía meditado no podia ser ni más útil ni más injusto; oido lo cual resolvieron los Atenienses que Temistocles abandonara su pensamiento: ¡tan amante era entonces aquel pueblo de la justicia! ¡y tanta era la confianza y seguridad que le inspiraba un hombre solo!
Nombrósele general para la guerra juntamente con Cimon; y notando que Pausanias y los demas caudillos de los Esparciatas eran orgullosos é inaguantables con los aliados, tratándolos él con blandura y humanidad, y haciendo que Cimon se les mostrara tambien afable y popular en el mando, no advirtieron los Lacedemonios que iba á arrebatarles la superioridad y el imperio, no á fuerza de armas, de caballos ó de naves, sino con la benevolencia y la dulzura: pues que con ser los Atenienses bienquistos á los demas Griegos por la justificacion de Aristides y la bondad de Cimon, todavia les hacian desear más su mando la codicia y el mal modo de Pausanias; porque siempre trataba con desabrimiento y aspereza á los caudillos de los aliados; á los soldados los castigaba con azotes; ó echándoles encima una ancla de hierro, los obligaba á permanecer en esta disposicion todo el dia. Nadie debia ir á aprovecharse de ramaje, ó á tomar agua de la fuente antes que los Esparciatas, porque tenía lictores apostados, que á latigazos bacian retirar á los que se acercaban; y queriendo en cierta ocasion Arístides hacerle alguna amonestacion y advertencia, arrugando Pausanias el semblante, le respondió que 1