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Alcibiades.

tentaron los Quiliarcos (1) de Argos disolver la democracia y sojuzgar la ciudad; y áun los Lacedemonios que acudieron contribuyeron á la ejecucion de aquel designio; pero tomando las armas la muchedumbre, recobró la superioridad, y sobreviniendo Alcibiades, además de hacer más segura la victoria del pueblo, persuadió á éste que dilatara la gran muralla, y que poniéndose en contacto con el mar, acercara enteramente su ciudad al poder de los Alenienses. Trajo asimismo de Atenas arquitectos y canteros, y se les mostró del todo interesado por ellos, ganando de este modo favor y poder, no menos para sí mismo que para su patria. Persuadió de la propia manera á los de Patrás que con murallas prolongadas arrimaran su ciudad á la mar; y como alguno dijese á los Patrenses: «Los Atenienses se os tragarán.—Puede ser, repuso Alcibiades; mas será poco a poco, y por los piés; pero los Lacedemonios por la cabeza, y de una vez.» Aconsejaba al propio tiempo á los Atenienses que ellos se pegaran más á la tierra, exhortándolos á confirmar con obras el juramento que en Agraulo (2) prestan los jóvenes; y lo que juran os, que la frontera del Atica será para ellos el trigo, la cebada, las viñas y los olivos; dando á entender que tendrán por propia principalmente la tierra cultivada y fructifera.

á Pues con estos cuidados y estos discursos, con esta prudencia y esla habilidad en manejar los negocios, reunia un desarreglado lujo en su método de vida, en el beber y en desordenados amores; grande disolucion, y mucha afeminacion en trajes de diversos colores, que afectadamente arrastraba por la plaza; una opulencia insultante en todo:

lechos muelles en las galeras para dormir más regaladamente, no puestos sobre las tablas, sino colgados de fa(1) Magistrados de Argos, que en la guerra mandaban á 1.000 hombrea.

(2) Era un bosque sagrado cerca de Atenas.