un amor verdadero. Ultimamente, puesto el féretro en la pira, Demetrio, que era de los heraldes el que tenía más voz, publicó este pregon que llevaba escrito: «El pueblo . de los Siracusanos ofrece doscientas minas para el entierro de Timoleon el de Timodemo, natural de Corinto, y dedecreta honrarle perpétuamente con combates músicos, ecuestres y gimnásticos, porque habiendo deshecho á los tiranos, vencido á los bárbaros y repoblado muchas ciudades desiertas, dió leyes á los Sicilianos.» Púsose su monumento en la plaza, y cercándole más adelante con pórticos y edificando palestras, formaron para los jóvenes un gimnasio que llamaron Timoleoncio; y ellos, disfrutando del gobierno y leyes que les estableció, por largo tiempo vivieron prósperos y felices.
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Plutarco.—Las vidas paralelas.