Página:Las vidas paralelas de Plutarco - Tomo II (1879).pdf/125

Esta página no ha sido corregida
127
Timoleon.

gieron doscientos carros. Mas lo que hacía una hermosa y magnífica vista era la tienda de Timoleon; alrededor de la cual estaban amontonados despojos de toda especie, entre ellos mil corazas primorosas por la materia y por la obra, y diez mil escudos. Siendo pocos para despojar á muchos, y hallándose con ricas presas, apenas al tercero dia despues de la batalla pudo erigirse el trofeo. Con la noticia de la victoria envió Timoleon á Corinto las más hermosas armaduras de las del botin, queriendo que su patria excitase en todos los hombres una gloriosa emulacion al ver en sola aquella ciudad de la Grecia los más magníficos templos, no adornados con despojos griegos, ni enriquecidos con indecorosos monumentos de presentallas que hubiesen sido fruto de la muerte de los de un mismo origen y una misma familia, sino con presas hechas á los bárbaros, cuyas inscripciones acreditaban á un tiempo el valor y la justicia de los vencedores, diciendo que los Corintios y Timoleon su general, haciendo libres de los Cartagineses á los Griegos que habitaban en la Sicilia, habian hecho á los Dioses aquella ofrenda.

Dejando en seguida en el ejército á los estipendiarios para correr y molestar la provincia de los Cartagineses, se encaminó á Siracusa, y á aquellos mil estipendiarios que le abandonaron ántes de la batalla, les mandó por pregon salir de Sicilia, obligándolos á estar fuera de Siracusa ántes de ponerse el sol. Navegaron, pues, á Italia, donde perecieron á mano de los Brecios contra la fe de los tratados; imponiéndoles así algun Genio la justa pena de cion. Mamerco, tirano de Catana, é Iquetes, fuese por envidia de las victorias de Timoleon, ó por temerle como hombre de quien nada debian esperar, y que ningun trato queria tener con los tiranos, hicieron alianza con los Cartagineses, y les enviaron á decir mandaran fuerzas y un general, si no querian ser absolutamente arrojados de la Sicilia. Vino, pues, Giscon trayendo sesenta galeras y sol-