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Plutarco.—Las vidas paralelas.

muchos, con dificultad se defendian. Timoleon, pues, luego que entendió lo sucedido corrió en su auxilio, y oponiendo el escudo del rendido Timofanes, acosado con los dardos y con los golpes que de cerca se dirigian contra su cuerpo y contra las armas, ahuyentó, no sin gran trabajo, á los enemigos, y salvó al hermano. A poco los de Corinto, temerosos no les sucediese lo que antes de parte de sus aliados, que fué perder la ciudad, decretaron mantener cuatrocientos extranjeros, y nombraron caudillo de ellos á Timofanes; mas éste, olvidado de toda honestidad y justicia, inmediatamente empezó á trabajar por reducir la ciudad á su dominacion; y quitando del medio sin forma ninguna de juicio á muchos de los ciudadanos más principales, se erigió abiertamente en tirano. Sentíalo extraor dinariamente Timoleon, y mirando como su mayor desgracia la perversidad del hermano, procuró hablarle y exhortarle á que desistiendo de la locura é infelicidad de semejante proyecto, viera el modo de enmendar el yerro cometido contra sus conciudadanos. Oyóle aquél con indignacion y desprecio; y él entónces, tomando consigo de los de la familia á Esquilo, que era hermano de la mujer de Timofanes, y de los amigos á un agorero, que Teopompo dice ser su nombre Sátiro, y Eforo y Timeo Ortágoras, despues de haber pasado algunos dias, subió de nuevo á ver al hermano, y rodeándole los tres, le rogaban, y con razones le persuadian á que se arrepintiera de su propósito; mas como Timofanes al principio les respondiese con mofa, y despues se irritase y enfadase con ellos, Timoleon se retiró á un lado, y cubriéndose con su ropa, lloraba su desgracia; pero los otros, desenvainando las espadas, dieron muy pronto cuenta de él.

Divulgose el hecho, y los Corintios de más juicio celebraban en Timoleon su aversion á lo malo y su grandeza de alma, por cuanto siendo hombre bueno y recto, antepuso la patria á su casa, y lo honesto y lo justo á lo útil, salvando