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Plutarco.—Las vidas paralelas.

porque hizo publicar por pregon que si algun Romano le quitaba la vida, le daria cien talentos de plata y veinte mil yugadas de tierra; y si fuese algun desterrado, le concedería la vuelta á Roma; lo que era desesperar de poderlo conseguir en guerra abierta, poniéndolo en almoneda para una traicion. Además, habiendo vencido en una ocasion á Sertorio, se envaneció tanto, y lo tuvo á tan grande dicha, que se hizo saludar emperador, y las ciudades por donde transitaba le recibian con sacrificios y con aras. Dicese que consintió le ciñoran las sienes con coronas, y que se le dieran banquetes suntuosos, en los que brindaba adornado con ropa triunfal. Teníanse dispuestas victorias con tal artificio, que por medio de resortes le presentaban trofeos y coronas de oro; y habia coros de mozos y doncellas que le cantaban epiniquios ó himnos de victoria: haciéndose justamente ridiculo con semejantes demostraciones, pues que tanto se vanagloriaba y tal contento habia concebido de haber quedado vencedor (por haberse él retirado espontáneamente) respecto de un hombre á quien llamaba el fugitivo de Sila y el último resto de la fuga de Carbon. De la grandeza de ánimo de Sertorio son manifiestas pruebas, lo primero el haber dado el nombre de Senado á los que de este cuerpo habian huido de Roma y se le habian unido, y el elegir entre ellos los Cuestores y Pretores, procediendo en todas estas cosas segun las leyes patrias; y lo segundo, el que valiéndose de las armas, de los bienes y de las ciudades de los Españoles, ni en lo más mínimo partia con ellos el sumo poder; y á los Romanos los establecia por sus generales y magistrados, como queriendo reintegrar á éstos en su libertad, y no aumentar á aquéllos en perjuicio de los Romanos. Porque era muy amante de la patria, y ardia en el deseo de la vuelta; sino que viéndosu maltratado, se mostraba hombre de valor; mas nunca hizo contra los enemigos cosa que desdijese; y despues de la victoria enviaba á decir á Metelo y á Pompeyo que estaba