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Postrado el génio en indolente calmas,—
Levantarse y luchar era el destino
Impuesto por el cielo al Argentino.
No hay valladar ni diques al torrente
Que de los dogmas del derecho brota;
No el misterioso dardo de la mente
Entre las mallas del error se embota.
De libertad la generosa fuente,
Las culpas lava de maldad remota,
Y bañados en ellas los esclavos
De su ominosa cruz rompen los clavos.
¿Con que placer mi corazon sediento,
En el aura vital que me rodea,
Se empapa en la virtud del sufrimiento
Que los sudores de mi afan orea!
Cumplido está de Mayo el pensamiento:
El lábaro de unión augusto ondea.
Abrígase en sus pliegues y á su sombra

El pueblo heroico cuya historia asombra.




BELGRANO.



Cual un rayo del cielo,
Electrizó mi brazo el verbo ardiente
Que el Tribuno lanzó sobre este suelo;
Y á la voz, obediente,
De "muerte o libertad" trepé la sierra.
Clamando ¡Libertad! clamando ¡Guerra!

Brotaron de la nada
Capitanes, cureñas y soldados;
Y en derredor de la bandera amada,
Llegaron denonados,
Cabalgando sus podtres de batalla,
Los esclavos de ayer canalla.

Cuánto se regocija,
Mi corazon patriótico, pensando
Que á los verdosos pies del Aconquija,
Debelé batallando,
Las porfiadas legiones invasoras,
De la tierra del sol antes señoras!

Vária fué mi fortuna,
Cual la fortuna de mi patria hermosa;

Ora alzada triunfante hasta la luna,