Página:Las siete tragedias de Sófocles - Biblioteca Clásica - CCXLVII (1921).pdf/74

Esta página ha sido corregida
54
TRAGEDIAS DE SÓFOCLES

te engendró, te hayas olvidado de él y te intereses por esa que te ha parido. Todos los consejos que me das, ella te los ha enseñado; ninguno sale de ti. Pues escoge una de dos: o estás loca, o en tu cabal sentido te olvidas de los seres queridos; porque me acabas de decir que si tuvieras valor manifestarias el odio que les tienes, y en cambio a mí, que en todo procuro la venganza de nuestro padre, no sólo no me ayudas, sino que procuras disuadirme de lo que hago. ¿No es esto cobardía, además de maldad? Porque, o convenceme o déjate convencer. ¿Qué voy a ganar yo dejando de llorar? ¿No vivo? Es verdad que miserablemente, lo sé, pero ello me basta, y con mis lamentos amargo la vida de ésos, para que el muerto obtenga alguna satisfacción, si es que allí se puede experimentar gozo. Y tú, que me dices que los odias, los aborreces sólo de palabra; porque de obra estás muy conforme con los asesinos del padre. Pero yo nunca jamás; porque aunque se me ofrecieran todos esos regalos tuyos que tanto gozo te dan, nunca les obedecería. Siéntate tú en rica mesa y nada en vida opulenta; que a mí me basta como único sustento mi propia satisfacción. No quiero alcanzar tus honores, que tampoco tú los quisieras si tuvieses buen corazón. Pero pudiendo llamarte hija del más esclarecido padre que ha habido, quieres que te llamen hija de la madre. Asi pondrás más en evidencia tu perversidad, traicionando a tu difunto padre y a tus amigos.

Coro.—¡Nada de cólera, por los dioses!, pues de lo que ambas decís se puede sacar provecho si tomaras tú los buenos consejos de ésta y ella los tuyos.

Crisótemis.—Yo, amigas, estoy ya acostumbrada a los reproches de ésta; y no le haría mención de nada si no supiera que se cierne sobre ella un terrible castigo que le hará cesar de tales lamentos.