Página:Las siete tragedias de Sófocles - Biblioteca Clásica - CCXLVII (1921).pdf/347

Esta página no ha sido corregida
327
FILOCTETES

lo sea? Nunca, hijo; sino que, como me prometiste, lléy&me a casa; y tú mismo, quedándote también en Esclro, deja que ignominiosamente porezcan esos malvados; que asi obtendrás de mi doble agradecimiento y también de tu padre; y no, por auxiliar a canallas, manifestaràs ser de indole canallesca como ellos.

Neoptólemo.—Hablas congruentemente; pero, sin embargo, quiero que, conformandote con la voluntad de los dioses y con mis razones, Balgas conmigo, que bien te quiero, de esta tierra.

Filoctetes.—Acaso para ir a los campos de Troya y presentarme al odioso hijo de Atreo con este desdi. chado pie?

Neoptólemo.—.. Para presentarte a los que te harán cesar los dolores de ese parulento pie, curándote de la dolencia.

Filoctetes.—¡Oh qué terrible cosa me propones! ¿Qué dices?

Neoptólemo.—Lo que para ti y para mi veo que ha de ser lo mojor.

Filoctetes.—Y al decir eso, yo te sientes avergonzado ante los dioses?

Neoptólemo.—¿Cómo puede sentir uno vergüenza beneficiandose?

Filoctetes.—Ese beneficio de que hablas, des para los atridas o para mi?

Neoptólemo.—Tu amigo de verdad soy, y como tal te hablo.

Filoctetes.—¿Cómo, si quieres entregarme a mis enemigos?

Neoptólemo.—¡Oh querido, aprende a no insolen. tarte en la desgracia.

Filoctetes.—Me pierdes con esos discursos; te lo conozco..