Página:Las siete tragedias de Sófocles - Biblioteca Clásica - CCXLVII (1921).pdf/343

Esta página no ha sido corregida
323
FILOCTETES

Neoptólemo.—Con la justicia no me arredra tu amenaza.

Ulises.—...............................................

Neoptólemo.—Pero ni a la fuerza te obedecere para hacerlo.

Ulises.—¿De modo que no luchamos contra los troyanos, sino contra ti?

Neoptólemo.—Venga lo que haya de venir.

Ulises.—Mirá mi diestra mano, que ya empuña la espada,

Neoptólemo.—Pues en verdad que me verás hacer lo mismo sin esperar mås.

Ulises.—Bueno, te dejaró; pero ante to el ejército contaré esto en seguida que llegue, para que se vengue de ti.

Neoptólemo.—Te has moderado, y si en adelante tienes la misma prudencia, es fåcil que no to metas donde tengas que llorar. Y tú, hijo de Peanto, a Filoctetos llamo, sal, dejando esa pétroa casa.

Filoctetes.—Qué susurro de voz suena a la vera de mi antro? ¿Por qué me llamáls? ¿Qué queréis de mi, extranjeros? ¡Ay de mi! Mala cosa. (AC&80 venis para añadir nuevog males & mi mal?

Neoptólemo.—Animate y escucha las razones con que vengo.

Filoctetes.—Te temo, porque antes, llevado de tus buenas palabras, hice mal en dejarme persuadir por tus razones.

Neoptólemo.—Y no es posible que uno de artepienta luego?

Filoctetes.—Mira lo que fuiste cuando me robaste el arco: amigo de palabra, pero enemigo solapado.

Neoptólemo.—Pero no ciertamonte ahora; y quiero oir de ti si has decidido obstinarte en permanecer aqui o venir con nosotros.