Página:Las siete tragedias de Sófocles - Biblioteca Clásica - CCXLVII (1921).pdf/341

Esta página no ha sido corregida
321
FILOCTETES

Filoctetes.—Una espada, si tenéls, o un hacha, o cualquier arma, enviadme.

Coro.—¿Qué hazaña piensa hacer?

Filoctetes.—Cortermo la cabeza y los miembros con mis manos. La muerte, la muerte deseo ya.

Coro.—¿Para qué?

Filoctetes.—Para reunirme con mi padre.

Coro.—¿Dónde?

Filoctetes.—En el infierno; pues ya no qutoro vivir. ¡Oh ciudad, oh ciudad patrial¡Cómo podria verte este varón desdichado que, habiendo abandonado tu sagrada fuente, se ausentó como auxiliar de los odioso dángos! Ya no soy nada.

Coro.—Yo, en verdad, ya hace tiempo que por ti me bubiera ido hacia la nave, si cerca no viera avanzar & Ulises, y también al hijo de Aquiles, que hacia aquí vienen.

Ulises.—¿No me dirás qué te propones retornando por este camino, ligero y con tanta prisa?

Neoptólemo.—Enmendar el yerro que antes cometí.

Ulises.—Terrible es lo que dices. El yerro, ¿cuál fué?

Neoptólemo.—El haberte creído a ti y a todo el ejército.

Ulises.—Hiciste cosa alguna que no te esté bien hacerla?

Neoptólemo.—Engañar a un hombre con dolo y torpes mentiras.

Ulises.—¿A quién? ¡Holal ¿Qué piensas hacer de nuevo?

Neoptólemo.—De nuevo nada, sino al hijo de Peante...

Ulises.—¿Qué le vas a hacer? ¡Cómo me invade el temor!