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TRAGEDIAS DE SÓFOCLES

TRAGEDIAS DE SÓFOOL ni tampoco la atropellada muerte de Ifito, cosa que ahoTa omite éste diciendo todo lo contrario. Pues como Hér cules' no pudo persuadir al padre para que le entregara la niña con la intención de mantener con ella secretas relaciones, por un motivo frivolo que alego como causa, dirigió su expedición contra la patria de la muchacha - en la cual decia que un mercenario ocupaba el trono -, y mató al rey, que era el padre de ésta, y devastó la ciudad. Y ahora, como ves, viene ya hacia casa, enviandola no sin toda suerte de precauciones, ni tampoco como esclava: lo que es esto, no lo esperes; ni es natural, estando, como está, encendido de amor por ella. Me pareció que debía enterarte de todo esto, señora, que es lo que he oido a ése: cosas que muchos le oyeron también lo mismo que yo, en medio de la plaza de los traquinios, como puede comprobarse. Y si lo que digo no es de tu agrado, yo tampoco me alegro de ello, a pesar de lo cual digo la verdad. DØYANIRA, —¡Pobre de mi! ¡En que negocio estoy me tida! ¡Qué calamidad he introducido en mi casa sin dar. me cuenta! ¡Infeliz de ti! ¿Y esta era la desconocida, como juró el que la ha traido?

El Mensajero.—Y en verdad que es hermostsima por su cara y por su talle; es hija legitima de Eurito, y se llama Yola, cosa que no ha dicho aquél, como si nada de ello gupiera.

Coro.—Maeran, si no todos los malvados, por lo menos aquel que clandestinamente comete torpezas indignas de gu estado: DBYANIRA. - Qué he de hacer, mujeres? Las palabras que acabo de ofr me han dejado pasmada.

Coro.—Anda e interroga al heraldo, que pronto confesará la verdad, si por la fuerza quieres obligarle.

Deyanira.—Pues voy, que acertado es tu consejo.