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TRAGEDIAS DE SÓFOCLES

despoblada.

Creonte.—Éste, a lo que parece, contiende por la muchacha.

Hemón.—Como si tú fueras la muchacha; pues por ti, en verdad, me preocupo.

Creonte.—Ah malvado! ¿En pleitos vienes contra tu padre?

Hemón.—Porque te veo faltar & la justicia.

Creonte.—Fálto, pues, manteniendo el respeto & mi autoridad?

Hemón.—No la respetas, cuando conculcas las leyes.

Creonte.—¡Oh asquerosa ralea, y vencido por una mujer!

Hemón.—Pero nunca me cogerás vencido por bajas pasiones.

Creonte.—). - Todo lo que estás diciendo, lo dices por aquélla?

Hemón.—Y por ti y por mi y por los dioses inførnales.

Creonte.—Puesto que eres esclavo de una mujer, no me fatigues con tu charla.

Hemón.—¿Quieres inculpar y que no se defienda ugo de tus inculpaciones?

Creonte.—A ésa ya no es posible que la desposes viva.

Hemón.—Ella morirá, y muriendo matará a alguien.

Creonte.—¿Es que hasta amenazarme llega tu andacia?

Hemón.—¿Qué amenaza es combatir fütiles razones?

Creonte.—Llorando vendrás en razón, ya que vaclo de ella estás. HĐMÓN. – Si no fueras mi padre, diria que no estás en tu juicio.