Página:Las siete tragedias de Sófocles - Biblioteca Clásica - CCXLVII (1921).pdf/169

Esta página ha sido corregida
149
EDIPO EN COLONO

Edipo.—Extranjeros, no me maltratéis, ya que os obedezco y salgo de este refugio.

Coro.—No temas, anciano; que nadie te sacará de aquí donde estamos contra tu voluntad.

Edipo.—¿Voy más adelante?

Coro.—Avanza un poquito más.

Edipo.—¿Bastante?

Coro.—Llévalo, muchacha, más adelante, que tú ves bien.

Antígona.—Sigue, padre, sigue, con tu cuerpo ciego, por donde te guío.

Edipo.—..................................

Antígona.—..................................

Edipo.—..................................

Coro.—Aprende, desdichado extranjero, estando en tierra extraña, a abstenerte de lo que los ciudadanos tengan por malo y a venerar lo que ellos estiman venerable.

Edipo.—Guíame, niña, adonde, guardando la debida reverencia, podamos hablar y oir. No luchemos contra la necesidad.

Coro.—Párate. No pongas el pie fuera del límite que te señala esa piedra.

Edipo.—¿Así?

Coro.—Está bien, como te lo he dicho.

Edipo.—¿Puedo sentarme?

Coro.—Con el cuerpo un poco inclinado hacia adelante, siéntate sobre esa piedra.

Antígona.—Padre, eso me toca a mí; despacito y paso a paso apoya...

Edipo.—¡Ay, ay de mí!

Antígona.—tu abatido cuerpo descansando en las manos de tu querida hija.

Edipo.—¡Ay de mi triste destino!