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LIBRO II.
LEY VII.
Que el rey deve seer guardado de ferida.

La segunda cosa que el rey deve ser muy guardado es de non ferirle ninguno nin provar lo de fazer por ninguna guisa nin conseiarle nin seer en conseiarle en tal fecho. Ca todos aquellos que tal cosa feziesen uno o mas quantos quier que fuesen ellos e los que los ayudasen por qual manera quier e los que sopiesen tal cosa como esta e non la descubriesen en como quier que pudiesen porque tal fecho non oviese acabamiento son traydores. E si la ferida fuese de arma o de otra cosa de que se pueda seguir muerte deve aver cada uno dellos tal pena como dize en la ley de suso. E si lo feriere de mano, o de pie, o de otra cosa por le fazer desonra, muera por ello como traydor e sea quanto que oviere del Rey.

LEY VIII.
Que el rey deve seer guardado de prisión.

Conviene que fablemos de la tercera cosa de que el rey deve seer guardado. E esta es de non seer preso. Ca como quier que estas dos que dixiemos de muerte e de ferida son muy grandes[1] non tenemos por menor en prender su rey e maguer nol mata fazel viviendo morir por la desonra e el mal quel faze. Por ende dezimos que todos aquellos quel prisiesen, o lo provasen de fazer, o fuesen en tal consejo como este, o lo conseiasen a otri , o diesen ayuda para lo fazer, o lo sopiesen como quier e non lo descubriesen por si o por otri, porque tal fecho non se conpliese, sean traydores de una de las mayores trayciones que podrian fazer e deven morir por ello e perder quanto que ovieren. E si los aver non podieren pierdan quanto que ovieren e non sean iamas cabidos en el regno.

LEY IX.
Por quales maneras podrie seer el rey traido a muerte, o a ferida o a prisión.

De como el rey debe seer guardado de muerte, o de ferida, o de prisión ya lo avernos mostrado. E por ende tenemos por derecho

  1. La VI, tit. XIII, II part.